Mi gata me está esperando
Mi gata me ha regalado por primera vez un bigote.
Llegó a mi vida hace un año, quiero creer que yo la escogí, que lo hice cuando antes de incluso saber cómo era, ya tenía su nombre (Cloe), pero sé que, quien en realidad me escogió, fue ella. No lo hizo el primer día juntas, creo que ni el segundo, lo hizo cuando, en el afán estúpido de no acostumbrarla tanto a mí, aprendió a escalar la cama e insistentemente se fue a mi rostro a dormir.
Mi amada Cloe cambió todo en mí: mis pensamientos, mi forma de vida, mis rutinas y mi corazón. Hace unos meses la estaba observando dormir y me percaté de que dentro de mí sentía que mi corazón se agrandaba. Sé que no es posible, pero es algo que solo sentí: cómo mi alma, mi amor podían expandirse.
Hoy, a un año de su llegada, Cloe dejó en mi lugar de trabajo un bigote. Llevaba pidiéndoselo por mucho tiempo y que justamente en nuestro primer aniversario lo hiciera, me deshizo por completo.
Cloe lo es todo cuando en medio de un ataque de ansiedad se sube a mi pecho, como si supiera que presionando esa zona mi cabeza logra calmarse. También lo es todo que, cuando me hago un mar, con un par de sus lamidas me convierto en viento (más ligera, sin el peso del agua).
Mi vida cambió y la forma en la que la veo, también:
Sandalias mordidas, ropa con agujeros y pelos, cama destendida, cepillo mordido, almohadas desechas: ella se apropió de lo mío, pero lo bueno, es que ella es mía también.
Entendí que, amar se resignifica constantemente y amar a Cloe se ha basado en el cuidado y acompañamiento. Nunca había cuidado tanto y nunca me habían hecho tanta compañía. Esperop estarle dando la vida que merece, espero que sea una gata feliz y que sienta cuánto la ama su familia, espero que se sienta refugiada y en un lugar seguro.
“Mi gata me está esperando”, lo digo siempre y es cierto, sé que Cloe me espera siempre y yo cuento lo minutos para volver a verla.
Te amo, mi Pichilona.
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Definitivamente hablar de mi gata es lo que más me gusta. Ninguna persona se ha librado de un «¡MIRA!» mientras muestro una foto preciosa (como todas) de ella. Sé que algunas personas se incomodan, pero ni modo, a mí me parece precioso sentir este amor tan enormísimo por otro ser vivio.
Te amo hasta donde me alacance la vida.