Desahogo y reseñas

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Look at the stars

enero 6, 2020

Look at the stars

Se me apagaron las estrellas cuando te fuiste. Una por una.

No entendía nada de los trozos de corazón que habían quedado por todos lados, estaba herida por no poder unir todas las piezas. Sabes que soy una desesparada cuando no siento que tengo las cosas bajo control.

Tardé años en entender que había personas que estaba bien que ya no volvieran a tu vida, aunque cuando estuvieran te hicieran sentir el sol. A mí me gustaba que me hicieras sentir que traía sol en el pecho y estrellas en los ojos. A ti te gustaba la fuerza de gravedad entre los dos.

Después de todos estos años apenas puedo decir que la herida sanó y que ahora entiendo que si no estás hoy en mi vida, es porque no tienes un lugar aquí. Que quizás sólo eramos asteroides que debían colisionar ligeramente.

En algún momento pensaste que yo era lo que estabas buscando, y quisiste que fuera eso que tú necesitabas. Pero la vida no es así, rara vez nos da lo que queremos como lo imaginamos. Nuestra amistad fue un tsunami que hizo que se escribieran mil historias alrededor de ella, lo que la gente contaba y lo que nosotros sabíamos. Un Big Bang que originó un universo entero. De posibilidades, de líneas de tiempo.

Sé que nunca dije nada de más que te obligara a pensar todo lo que en algún momento nos explotó en la cara. Te fuiste apenas entendiste que yo nunca iba a querer beber del mismo té que tú, contigo. Tu orgullo estaba herido, como un lente de telescopio roto en mil esquirlas, que ya no deja ver mas que un fractal de realidades distorsionadas.

Me atravesó el pecho ver que todos tenían razón. Fue un punto de inflexión en el que me dí cuenta de mi ingenuidad. Mi sistema solar colapsó, tuve que detenerme a intentar entender al menos alguna nebulosa, intentar entrever.

Después de años, hoy que no estás ya no te extraño. El cariño lo guardé en un cajón pero ya no me hace daño, ni eso ni las memorias, ni las promesas que quebraste al irte tantas veces. Todas estas vueltas alrededor del sol me hicieron más fuerte.

Aprendí a cuidar la fuerza de gravedad sobre la gente que amo. Dejando de lado todas las cicatrices que quedaron de por medio, sané, perdoné y olvidé. Nunca me costó tanto trabajo, al final creo que me quedé tranquila dejándote ir porque ya te habías encontrado con Él.


    Amo casi cualquier forma de arte. No puedo vivir sin bailar ni respirar una semana seguida sin escribir. Las letras son mi refugio, y el baile mi manera de exhalar. Tengo 21 años y estudio Mercadotecnia y Medios digitales en México. Todo lo que ven aquí son pedacitos de mí que quise meter en este baúl, son libres de acabárselos a críticas. Al final del día, los lectores hacen al escritor.



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