¿Qué?
Noviembre
No me gusta ponerle etiquetas a las formas de querer.
Se me duermen los sentidos cuando estoy a un metro o menos de ti. Y no quiero que lo sepa nadie, porque ni siquiera yo sé que está pasando.
Me baila el alma cuando estoy contigo, pero sé que no te quiero. No te quiero como se quiere a alguien con quien quieres compartir un cachito de vida.
O no sé, el tiempo puede cambiar tantas cosas.
Me encanta verte acariciando las cuerdas de la guitarra para hacerla cantar. Me encanta cantar mientras lo haces. Porque no le cantamos a nadie. Las ondas de sonido entretejen un no sé qué en el aire, yo siento mis cuerdas vocales vibrar de una forma especial.
Por el no sé qué, los besos que me diste en la frente movieron algo dentro de mí, algo que no quería que se moviera. Algo que estaba estático porque yo lo tenía enjaulado a dos manos, pero el contacto tierno de tus labios con mi frente me hizo guardar la baja. Bajar la guardia, perdón.
Me gusta reírme contigo, que la risa se me enrosque alrededor del estómago mientras mi cerebro siente endorfinas de más. Con todo y tu insoportabilidad, tu asquerosa labia que todo el tiempo está retándome el ingenio para regresarle las maldades.
¿Qué?