El verdadero problema del «No estoy seguro de si esto es lo que quiero»
Eso era lo que yo quería. Los nervios antes de vernos, ponerme nerviosa mientras estuviéramos en el mismo espacio.
Evadir la mirada por miedo a sonrojarme al encontrarme con sus ojos, sentir bonito al escucharlo hablando conmigo. Que me latiera más rápido el corazón al oír su voz súper grave.
Que no se me olvidara pintarme los labios antes de llegar a donde sabía que lo vería, que por las mañanas me debatiera entre tacones o tenis, entre vestido o pantalón con crop.
Y no te das cuenta de lo que quieres hasta que sucede, ese es el problema del «no estoy seguro de si esto es lo que quiero», que precisamente eso no es lo que queremos. Y lo confirmé cuando las casualidades se comenzaron a juntar en torno a él. Porque entonces supe lo que quería.
Mis pupilas se dilataban pensando en todos esos detalles, al final la chica de corazón duro resultó sí andar buscando todos esos clichés que tenía tiempo que no experimentaba. La chica fría estaba pidiéndole detalles cursis a la vida, estaba pidiendo a gritos alguien que desde el principio le dejara ver que quería hacerla sentir mariposas en el estómago.
La chica fría se me estaba yendo de las manos. Y ni siquiera sabía si quería alcanzarla. Si alguien más no había logrado sacarle sonrisas locas en tan poco tiempo, ¿por qué habríamos de detener su tren?