Desahogo y reseñas

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Despertares Extraños: diario de un solo día.

octubre 27, 2018

Despertares Extraños: diario de un solo día.

Despertar fue extraño. Más bien, despertar como lo hice fue lo extraño. El sentimiento de melancolía que se activó con esta extrañeza puede que sea lo más triste de esa mañana.

Al despertar supe que había descansado pues la forma en la que mi mente y cuerpo se sentían en ese primer instante era realmente agradable; aun así fue extraño.

Desperté de golpe sabiendo de mi descanso y en ese momento un sentimiento de ansiedad se produjo gracias a la extrañeza de esa mañana.

Desperté boca arriba entre las almohadas, no encima de ellas; esto fue aún más extraño pues siempre despierto de lado y encima de ellas.

Desperté con ambos brazos a un lado de mi cabeza, hacia arriba. Esta posición sólo podía significar una cosa: me moví durante la noche y no me di cuenta y esto es algo que nunca pasa pues si me duermo en una posición en esa posición despierto a menos que durante el sueño nocturno despierte aunque sea ligeramente para moverme; la extrañeza hacía aún más fuerte su acto de presencia

Desperté con un ligero sudor en la frente y una comodidad corporal muy satisfactoria pese al frío mañanero. Ese sudor no era incómodo, al contrario, parecía un lazo fuerte entre la noche y la mañana, parecía el testigo más visible sobre lo que esa mañana estaba ocurriendo; eso fue también muy extraño.

Desperté y pensé enseguida “qué extraño” pues sabía que había descansado. Esta es la melancolía de la que hablo, pues ¿qué tan míseras tienen que ser mis noches para que unas cuantas horas de sueño profundo me sorprendan tanto? Mi corazón se regocijó, mis ojos se sentían bendecidos, mi cuerpo agradecía ese momento, mis labios se estiraban en una sonrisa, mi alma estaba contenta de despertar y sentirse cómoda en ese proceso, y aun así mi mente se la jugó trayendo a escena un ligero atisbo de ansiedad gracias a la extrañeza de lo que podía ser la mejor mañana posible.

Esa fue la parte triste de la mañana, darme cuenta de que la ansiedad me persigue hasta en los momentos más bellos. Darme cuenta de lo poco bonitas que son mis noches. Darme cuenta de que pese a todo mi esfuerzo y empeño la ansiedad continúa sin si quiera intentar irse. Pero debo reconocer que no arruinó ese momento, pues la comodidad y ligera victoria permaneció toda esa mañana haciéndome tener un buen día.

No fue un reto despertar, no se sintió mal, no dije “cinco minutos más”. Aunque sea, por un instante, despertar estuvo más que bien. Desearía que así fuese la mayor parte del tiempo pero parece que debo consultarlo con ansiedad antes de hacerlo.

***

Esto es definitivamente un desahogo. Lo escribí ese mismo día mientras iba en auto a cumplir con mis deberes. Fue un buen día gracias a esa buena mañana.


    Escritora.


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    4 comments
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      • oreoalamoda

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