Carta de renuncia
Septiembre
Hola, espero que esto no duela.
Esto es una especie de carta, una carta de renuncia a todo esto que estaba vibrando de mi ser hacia el tuyo. Voy a tratar de ser lo más breve y concisa posible, sé que tú amas darle vuelta a las cosas pero yo no. Al menos no a lo ligado a las emociones y los sentimientos. No te entretendré mucho, lo prometo.
¿Recuerdas el pavor que me da querer? Te lo conté muchas veces. Y lo dejé ver en varias de las cuentas que fui tejiendo frente a ti en mi collar de historias cotidianas, pasadas y presentes.
Te cuento lo que yo he visto de ti:
Eres una persona orgullosa, necia, soberbia (y no, no me estoy describiendo), inteligente, perspicaz para lo que te conviene, dejado, irresponsable, trabajador sólo en lo que te llena y no en lo que no te gusta. Confiado. Me cuesta tanto ganarte una discusión, y casi siento tus ojos centellear cuando te das cuenta de que vas ganando.
Me duele como no tienes idea darme cuenta de lo rápido que yo me dejé ir, y de lo rápido que todo puede cambiar, porque somos personas y nuestra alma es volátil, nuestros deseos, fugaces y nuestro ser, débil. En lo que va de relación he llorado tres veces de miedo, y ni siquiera hemos empezado. Yo creo que aparte de todo lo que a ti concierne, mi corazón está demasiado asustado cómo para querer a gusto, con todo y el hecho de que yo no te veo con intenciones claras de darme la confianza necesaria, para soltarme de mi fuerte asir al miedo.
Es triste como después de tanto bailar feliz con los sentimientos sin colgar de mi vestido, ahora tenga que dolerme escucharlos tintinear al compás de la musica, mientras dibujo con mis pies en el suelo.
Quizás en realidad sólo estábamos destinados a un encuentro fugaz de corazones, a un intercambio breve de cariño. Ahora que la idea va enfriando en mi mente, no sé si de verdad debería huir o quedarme a escuchar tu pretextos estúpidos.
No quiero recoger los pedazos de mi corazón otra vez, y siempre es más fácil renunciar, aunque no siempre sea lo correcto.
Si tú me dieras bases para quedarme, para cortar mi miedo de la envoltura de mi corazón, yo me quedaría. Lástima que los latidos de nuestros corazones no se pongan de acuerdo.